Investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid han publicado un informe sobre la percepción social de los juegos de azar que analiza el impacto de la crisis económica sobre el juego. La conclusión es que en España se ha producido un recorte del dinero apostado pero ha crecido el número de personas que juegan habitualmente.
Los científicos del Instituto de Política y Gobernanza (IPOLGOB) de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) han recogido información durante los tres últimos años que les han permitido trazar los perfiles de los usuarios de actividades ligadas a los juegos de azar en España. Según los resultados, el desarrollo de la crisis económica mundial y sus efectos en España han incidido de manera directa en el campo del ocio y en el sector del juego.
Entre 2009 y 2011 se ha incrementado el número de personas que juega, pero lo hacen arriesgando cantidades más pequeñas. Además, participan sobre todo en juegos pasivos (loterías, quinielas y similares), mientras las prácticas de los jugadores cotidianos descienden en su grado de frecuencia. Como resultado de este fenómeno la cantidad global jugada ha descendido durante este último año, apuntan los investigadores.
En 2011 afirmaban jugar habitualmente a algún juego el 63,8% de los residentes en España entre 18 y 75 años, mientras en 2009 solo lo hacía un 49,4%. “La crisis ha animado a personas que jugaban muy de vez en cuando a jugar pequeñas cantidades impulsados por el deseo o la ilusión de obtener algún premio, grande o pequeño, que pueda solucionar la vida o, al menos, aliviar alguna penuria económica”, indica el profesor Fco. Javier Ruíz Martínez, del departamento de Ciencia Política y Sociología de la UC3M y miembro de IPOLGOB. “Las épocas de crisis –añade– son proclives a que la sociedad se alimente de ilusiones y el juego genera siempre la expectativa de ganar”. En resumen, la suerte se demanda más que hace unos años.
El juego on line mueve 650 millones de euros
El informe también analiza el porcentaje de la población que juega on line, que se ha estancado: si el año pasado ascendía a un 6,4% de los comprendidos entre 18 y 75 años, en 2011 ha disminuido levemente, hasta el 6,2%, esto es, unos 2.170.000 de individuos.
Individualmente, este tipo de jugadores vienen a jugar algo menos que en 2010, y globalmente, el mercado del juego en internet en España asciende a 649,2 millones de euros, un 3,3% menos que en 2010, cuando se jugaron 671,2 millones. En definitiva, el efecto de la crisis se ha dejado sentir también en el juego por internet.
En relación con los aspectos de tipo ético ligados a la visión del juego de la sociedad española, que están cobrando importancia debido a los presuntos desarrollos empresariales centrados en Eurovegas, la opinión pública está de acuerdo con se establezca un control vía impositiva sobre el juego, comentan los investigadores.
Ahora bien, precisan, hay actividades sobre las que considera que deben recaer más impuestos o es más legítimo o eficaz que recaigan: la compra de bienes de lujo, las actividades que dañan el medio ambiente y los rendimientos del capital, en acciones o beneficios de grandes empresas.
Sobre este tema, concluyen, hay una gran coincidencia entre el conjunto de la opinión pública y los internautas que juegan. “Existe, como suele ocurrir en los países de tradición cultural católica, una cierta permisividad social hacia algunas actividades ligadas al juego, como las loterías clásicas. Sin embargo, la apuesta directa o las actividades ligadas a juegos de casino o similares cuentan con la total reprobación moral de pequeñas secciones de la población, si bien la modernización que ha sufrido España en las últimas décadas ha hecho que tal oposición no aparezca entre las principales creencias del sistema de valores de la sociedad española”, apunta Fco. Javier Ruiz Martínez.
El objetivo de esta investigación desarrollada en la UC3M, explica José Ignacio Cases, coordinador del grupo de investigación dentro de IPOLGOB, es "iniciar una reflexión desde el punto de vista académico sobre una realidad muy desconocida en España: la industria del juego, que afecta a muchísimos trabajadores, que mueve muchísimos millones y que recae sobre muchísimos ciudadanos, prácticamente en la totalidad de los adultos".
Jugar a algún juego de azar es un comportamiento de carácter universal en España: solo un 7,9% de los residentes en España, comprendidos entre 18 y 75 años, declara no haber jugado nunca y un 1,7% no jugar desde hace más de cinco años.
Las cantidades jugadas oscilan mucho entre los jugadores. La mayoría de los habituales dice jugar entre 6 y 30 euros al mes.
Los jugadores destinan al juego apenas diez minutos en un día laborable, lo que revela que es una actividad impulsiva, especialmente en los juegos pasivos
Para el 70,4% de los internautas jugadores el juego es un pasatiempo, pero para el 29,6% es una actividad con la que ganar dinero. Esta opinión es sustentada sobre todo por los jugadores on line mayores de 45 años, así como por los cotidianos y semanales.
La eventual privatización de las loterías del Estado es conocida por el 57,5% de la población y se observa un poso de desconfianza por el posible cambio de un operador público a uno privado.
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