Científicos españoles han estudiado las interacciones de la tortuga boba (Caretta caretta) con las artes de pesca como el palangre en superficie, los varamientos masivos y los efectos del cambio climático en estos animales. Para reducir la captura de esta especie marina y no generar pérdidas económicas a los pescadores, proponen que a más de 35 millas náuticas sólo se pesque de noche durante los meses de verano.
Las poblaciones de tortugas boba (Caretta caretta) están disminuyendo en todo el mundo, sobre todo en el Mar Mediterráneo donde las capturas accidentales superan los 20.000 ejemplares al año. Encontrar soluciones de pesca responsable y sostenible es uno de los principales objetivos de este trabajo que se publica en el último número del Journal of Applied Ichthyology.
Investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) en Málaga, de la Universidad de Málaga (UMA), y del Aula del Mar de Málaga comprobaron si el uso de diferentes carnadas (cebo animal para pescar o cazar) podía reducir las capturas de tortuga boba, y cómo estos cambios podían repercutir en los rendimientos de la pesca.
Los científicos utilizaron datos de pescas comerciales reales, a través de observadores científicos en barcos pesqueros. Los resultados son claros: “El uso de peces como cebo puede reducir mucho las capturas incidentales de tortuga boba, pero los rendimientos en las capturas de peces espada pueden verse muy afectados”, señala a SINC José Carlos Báez, autor principal e investigador en el IEO.
El equipo de investigadores demuestra también que la eliminación del cebo de pequeños moluscos similares a los calamares no puede asegurar la desaparición de las capturas incidentales de tortuga boba, ya que ésta, “como depredador oportunista, también se alimenta de los anzuelos cebados de peces, y con los moluscos las podría localizar más fácilmente”, asegura el experto.
El estudio propone otras medidas que, según los investigadores, no implican la modificación del aparejo, que “podría producir bajos rendimientos económicos por la disminución de las capturas de peces”, afirma Báez. Estas técnicas reducirían el número de capturas de tortugas, y mantendrían el beneficio económico de los pescadores.
“La mayor parte de las capturas accidentales se producen de día a más de 35 millas náuticas de la costa y en verano, por lo que bastaría limitar la pesca con palangre en estas condiciones para reducir drásticamente las capturas de esta especie”, declara Báez, que añade que estas medidas deberían probarse antes de adoptarlas.
La pesca de palangreros mueve 356 buques en aguas españolas y es fuente de empleo para muchos pueblos costeros. Pero las capturas accidentales de especies como la tortuga boba perjudican también a los intereses de los pescadores, por las pérdidas económicas y el tiempo utilizado en la liberación de las tortugas.
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Referencia bibliográfica:
Báez, J.C.; Real, R.; Macias, D.; de la Serna, J.M.; Bellido, J.J.; Caminas, J.A. “Captures of swordfish Xiphias gladius Linnaeus 1758 and loggerhead sea turtles Caretta caretta (Linnaeus 1758) associated with different bait combinations in the Western Mediterranean surface longline fishery” Journal of Applied Ichthyology 26(1): 126-127, febrero de 2010.
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