Más de 193 países se reúnen en Rio de Janeiro (Brasil) para renovar el compromiso hacia un planeta más limpio, verde, seguro, próspero y equitativo para todos, como ya lo hicieron hace 20 años en la Cumbre de la Tierra que se celebró en esta misma ciudad. A partir de hoy llegarán los jefes de Estado para aprobar un documento que por ahora no convence a todos.
Para las miles de personas que participan en la cumbre, desde gobiernos, ONG’s, empresas y otros grupos, Rio+20 es la oportunidad para actuar contra la pobreza, asegurar la protección del medioambiente y luchar por la equidad social. La conferencia se centra en la ‘economía verde’ (en el contexto de la erradicación de la pobreza) y en el desarrollo de un marco institucional para el desarrollo sostenible.
Durante los preparativos de la cumbre, los países han discutido sobre siete áreas que requieren “una atención prioritaria”: empleo, energía, ciudades sostenibles, seguridad alimentaria y agricultura sostenible, agua, océanos y desastres naturales.
Pero desde el comienzo de las reuniones, el gobierno de Brasil, que ostenta la presidencia de Rio+20, lo tenía claro: el documento denominado El futuro que queremos debía estar listo antes de la llegada de los cerca de cien jefes de Estado que acudirán desde hoy a la Cumbre de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible Rio+20. Y así ha sido.
Sin embargo, a pesar de su aprobación, el borrador del texto es “muy débil” para las organizaciones sociales que demandan un “milagro” a los líderes políticos para garantizar “el acceso a suficiente alimento, agua y energía para todos, respetando el medio ambiente”, ha declarado Lasse Gustavsson, jefe de la delegación de WWF en Río+20.
En el documento “descafeinado”, según algunas ONG’s, los países reconocen que desde 1992 –cuando se celebró la Cumbre de la Tierra a partir de la cual empezó una mayor concienciación medioambiental–, se han producido progresos “irregulares e insuficientes”, ralentizados también por la situación económica, financiera, energética y alimentaria que sufren de forma global todos los países.
A pesar de no lograr ciertos compromisos y ambiciones, el texto que se presenta hoy a los jefes de Estado ha sido consensuado y apoyado por todos los países. “Reconocemos que Rio es solo el comienzo de una serie de actividades que tienen que tratarse internacionalmente”, han asegurado en una declaración conjunta Ida Auken, ministro de medioambiente de Dinamarca y presidente del Consejo Europeo de Medioambiente, y Janez Potočnik, comisario europeo de medioambiente.
Sin ‘rescate’ para los océanos
El consenso logrado ha perjudicado el contenido de la posible declaración, ya que a pesar de incluir la reducción de la sobreexplotación de la pesca, la recuperación de los stocks de recursos marinos y la aceleración de la eliminación de los subsidios a la pesca industrial, no incluye un acuerdo de implementación para la protección de las aguas internacionales bajo el Convenio de Naciones Unidas del Derecho del Mar (UNCLOS).
Además, se ha abortado la transformación del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en la Organización Mundial del Medioambiente, una agencia de Naciones Unidas con mayor financiación, mayor capacidad de presión sobre los gobiernos y representación de todos los países.
Tras largas negociaciones, lideradas sobre todo por la UE, los países han decidido finalmente “fortalecer y mejorar” el PNUMA para una representación universal y una financiación más adecuada procedente de los presupuestos de Naciones Unidas y de contribuciones voluntarias.
Por otra parte, aunque para la UE la ‘economía verde’ se entiende ahora como una herramienta importante para lograr el desarrollo sostenible, la propuesta inicial era crear un mecanismo que permita alcanzar la meta del desarrollo sostenible y que asesore a los países en desarrollo a conseguir acceso a fondos y tecnología.
Según las ONG’s, el texto no aborda tampoco el fin de la deforestación o la implantación de energías renovables y, en general, “ignora por completo el llamamiento de la ciudadanía mundial para la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles”, ha apuntado Greenpeace.
El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, acudirá a Rio de Janeiro junto a Miguel Arias Cañete, ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Hasta ahora, Federico Ramos, secretario de Estado de Medio Ambiente, había encabezado la delegación española en Brasil.