Investigadores de la Universidad de Sevilla han analizado la huella ecológica que genera el proceso de transformación de suelo rústico en urbano, teniendo en cuenta las diferentes fuentes de impacto: energía, suministro de agua, consumo de alimentos, movilidad, materiales de construcción, residuos y superficie ocupada directamente.
Transformar el suelo rústico en urbano supone un fuerte impacto para el medio ambiente. Por ello, investigadores del grupo Arquitectura: diseño y técnica de la Universidad de Sevilla han analizado la huella ecológica que genera este proceso teniendo en cuenta las diferentes fuentes de impacto: energía, suministro de agua, consumo de alimentos, movilidad, materiales de construcción, residuos y superficie ocupada directamente.
Gracias a este estudio es posible incorporar el indicador huella ecológica (HE), que mide el impacto ambiental generado por la demanda humana que se hace de los recursos existentes en los ecosistemas del planeta, relacionándola con la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar sus recursos, en trabajos íntegros de edificación partiendo de la medición del proyecto, su presupuesto y localización. Todo ello referenciado con la Base de Costes de la Construcción de Andalucía (BCCA).
Según la World Wildlife Fund (WWF), la construcción es responsable del 30% del consumo de energía y el 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero; así como de una parte significativa del consumo de madera y de agua en el mundo, de ahí la necesidad de considerar la dimensión ambiental como clave en un enfoque de construcción sostenible.
Ciclo de vida de la edificación
“La construcción no es solo un asunto de edificios y ciudades, sino que comprende más agentes, actuaciones y transformaciones que determinan la manera en que se respetan o incumplen los principios y criterios del desarrollo sostenible a través de todo su ciclo de vida: urbanización del suelo rústico, construcción de edificios, uso y mantenimiento, y demolición o rehabilitación” explica Madelyn Marrero, investigadora principal de este estudio.
El estudio, financiado por la Fundación Mapfre con 15.000l euros, ha concluido con el desarrollo de una metodología que permite calcular la huella producida por la transformación del suelo rural en urbano.
Para validarla y ver el nivel de sensibilidad del indicador HE en trabajos de urbanización, los investigadores estudiaron dos trabajos de diferente naturaleza: una parcela residencial situada en La Palma del Condado (Huelva) y uno en una zona industrial en Écija (Sevilla). Los mayores porcentajes de huella obtenida fueron de tipo fósil y los mayores elementos que produjeron la huella los materiales y la mano de obra. En ambos casos la huella energética es la mayor, siendo significativamente alta en el proyecto residencial, debido principalmente a los materiales de construcción.
Costes indirectos
Uno de los elementos innovadores de esta investigación ha sido la incorporación de los costes indirectos aplicados al indicador HE. Estos costes corresponden a los elementos que no pueden imputarse en el presupuesto del proyecto en una sola actividad debido a que forman parte de varios trabajos dentro de la obra: horas anuales efectivas de los trabajadores, consumo de combustible por la maquinaria, etc.
“Es interesante notar que en ambas urbanizaciones los costes indirectos son tan significativos como la mano de obra, y son normalmente evitados en los análisis de huella”, aclara Antonio Freire, otro de los investigadores participantes.
Referencia bibliográfica:
González Vallejo, Patricia, Marrero Meléndez, Madelyn, Solís Guzmán, Jaime.The ecological footprint of dwelling construction in Spain. Ecological Indicators. 2014. Núm. 52. Pag. 75-84
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