Un grupo de investigadores del Laboratorio de Materiales Celulares del Departamento de Física de la Materia Condensada de la Universidad de Valladolid participa en el proyecto Nancore, que persigue el desarrollo de nuevos materiales celulares para el aligeramiento de estructuras en la industria eólica y en las del transporte marítimo y ferroviario. Este proyecto está financiado por la Unión Europea dentro del VII Programa Marco de investigación y cuenta con un presupuesto de 10 millones de euros.
Según ha explicado a DiCYT Miguel Ángel Rodríguez, responsable del grupo de investigadores que se encargan del proyecto, el principal objetivo es que las empresas que fabrican palas para molinos eólicos usen una serie de materiales nuevos “capaces de soportar tensiones mecánicas elevadas”, ya que el viento además de hacerlas girar puede romperlas.
En la actualidad, para realizar las palas se utiliza la madera de balsa, un material importado de Venezuela que cumple con los requisitos de rigidez y durabilidad pero que no es sostenible medioambientalmente. A juicio de Miguel Ángel Rodríguez, no tiene mucho sentido que se talen árboles para fabricar molinos y producir energía limpia. La meta es desarrollar un nuevo material basado en plásticos, ligero (con celdas que incorporen gas en su interior) y a la vez rígido (incluyendo nanoaditivos).
El proyecto tiene una duración de cuatro años y en su última fase se prevé la construcción de una pala con el nuevo material. Después se realizarán pruebas y si funciona, la idea es crear una fábrica donde se produzca el entramado celular.
Un proyecto multidisciplinar
Nancore está formado por trece entidades que colaboran entre sí. Entre ellas hay empresas, fábricas de materias primas y agrupaciones de científicos. El proyecto está liderado por la multinacional danesa LM Glasfiber, dedicada a la fabricación y comercialización de palas para generadores eólicos. En el ámbito empresarial también participan las compañías Azimut Beneti y Focal Limited, fabricantes de yates y de trolleys para el sector ferroviario respectivamente. Estas tres empresas se beneficiarán de la tecnología obtenida del proyecto.
Además, forman parte del proyecto dos fábricas que se encargarán de proveer las materias primas necesarias para la investigación. La primera, de nacionalidad Belga, es Huntsman Polyurethanes, fabricante de poliuretanos, y la segunda, procedente de Suiza, es Sekisui Alveo AG, dedicada a los polipropilenos. El resto de colaboradores científicos proceden del sector académico europeo.
Esta nueva tecnología sostenible y respetuosa con el medio ambiente, sustituiría a otros materiales utilizados actualmente para la fabricación de trolleys ferroviarios o piezas de yates, como el PVC. Asimismo, sería susceptible de competir con los materiales fabricados en Estados Unidos o Japón, más avanzados que los europeos.