Al tomar una curva las personas conductoras centran la mirada en puntos específicos de la carretera para girar el volante. Ahora un grupo de investigadores alemanes ha estudiado el movimiento de los ojos y ha sacado a relucir detalles de las estrategias que adoptamos de forma inconsciente al tomar con un vehículo distintos tipos de curvas. El estudio podría facilitar el desarrollo de un sistema de alerta de seguridad en carreteras sinuosas.
Otros científicos ya habían estudiado los movimientos oculares de los conductores en un entorno virtual, pero este estudio, dirigido por Farid Kandil del Departamento de Psicología de la Universidad de Münster (Alemania), utilizó un recorrido por una carretera real para llegar a esta conclusión: cuando conducimos y tomamos una curva nos fijamos en un punto de la línea que marca el carril y que se llama 'punto tangente'. Este punto está situado dentro de la línea divisoria, o en el límite entre la calzada y el arcén si la carretera tiene un único carril.
Por norma, nos fijamos en el punto tangente con mayor frecuencia en las curvas a la derecha, que restan visibilidad, que en las curvas hacia la izquierda. También nos fijamos más en este punto concreto cuando entramos en la curva que cuando estamos saliendo de ella. En definitiva, esta información muestra que cuanto más cerrada es la curva más atención prestamos al punto tangente.
Los descubrimientos se han publicado en el Journal of Vision, que recoge los detalles de la investigación. Seis conductores experimentados pero no profesionales (entre ellos Kandil) tomaron una serie de curvas a izquierda y a derecha en una carretera regional alemana. Los autores clasificaron las curvas dependiendo de su arco. Los conductores hicieron cinco veces cada uno de los tres recorridos, lo que sumó un total de 648 curvas.
Los experimentos se realizaron en una carretera europea continental, en la que se circula por la derecha, pero los investigadores opinan que los resultados podrían utilizarse para predecir las estrategias de conducción en carreteras por las que se circula por la izquierda como las británicas. Los conductores llevaban un dispositivo ligero que registraba los movimientos de los ojos, mientras que el coche se adaptó a las necesidades del estudio, para lo cual se le acoplaron dos ordenadores personales con monitores y cámaras.
Este equipo permitió registrar no sólo el movimiento de los ojos del conductor, sino también la posición del coche en la carretera y sus coordenadas de GPS, otros coches y obstáculos en el camino, el ángulo del volante y la curvatura de la carretera.
Por último, los científicos combinaron las imágenes de las cámaras con los datos relativos al automóvil y a la dirección de la mirada para conocer la estrategia aplicada de forma automática por los conductores para no salirse de su carril. Los científicos descubrieron que los conductores fijan la vista en el punto tangente más de la mitad del tiempo, pero siempre en función del tipo de curva. En las curvas cerradas a la derecha el tiempo se eleva al 80%.
Los autores del trabajo estudian ahora las formas de aplicar sus descubrimientos a la seguridad en carretera y están preparando más experimentos en los que emplearán un sistema de alerta prototipo. "El sistema que tenemos en mente estará pendiente de la aproximación a curvas y obtendrá información de los movimientos oculares que normalmente realiza el conductor", explica Kandil. "Si quien conduce no da muestras de seguir su patrón típico de conducción al tomar una curva, el sistema asumirá que no la ha visto y le avisará con tiempo".
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