El investigador de la Escuela de Ingenierías Agrarias de Palencia Pablo Martínez Álvarez ha sido premiado recientemente por la Sociedad Española de Ciencias Forestales por un trabajo en el que ha analizado un hongo patógeno que está causando la muerte de muchos pinos insigne ('Pinus radiata') en el norte de España, sobre todo en el País Vasco.
El patógeno, denominado Fusarium circinatum, se identificó por vez primera vez en 2004 en México y Estados Unidos. En su trabajo, dirigido por el profesor del Departamento de Producción Vegetal y Recursos Forestales Julio Javier Díez Casero, el investigador recoge los estudios realizados con este hongo patógeno y con un antagonista, Trichoderma harzinum.
El trabajo tiene tres partes, según explica el científico a DiCYT. En la primera se procedió al aislamiento de los patógenos, es decir, a la obtención de ese hongo en un medio de cultivo en el que se puede manejar. “Cogimos muestras en el monte y lo aislamos en el laboratorio”, detalla el investigador, quien añade que junto a Fusarium circinatum aparecieron otras cerca de 20 especies de hongos que también fueron estudiados. Entre ellas, se recogió el antagonista Trichoderma harzinum, que se utilizó posteriormente en los ensayos.
“Existía bibliografía en la que se había utilizado este hongo endófito (que vive dentro de los tejidos del hospedante sin causarle ningún daño), Trichoderma harzinum, frente a otras enfermedades causadas por el mismo género de patógeno, Fusarium, en otras especies del ámbito hortícola, así que tratamos de evaluar su antagonismo frente al patógeno Fusarium circinatum.
Posteriormente, se realizaron ensayos tanto in vitro como en una semilla y una planta (in vivo). “La segunda parte del trabajo, ya con estos dos hongos, consistió en la realización de un ensayo in vitro para ver sobre medio de cultivo artificial cómo se comportaba el hongo antagonista frente al crecimiento de la colonia del hongo patógeno”, precisa. Los resultados in vitro fueron buenos, subraya, ya que el hongo antagonista disminuyó el crecimiento del patógeno.
Finalmente, se llevó a cabo la tercera parte del trabajo, en la que se realizó el mismo ensayo sobre material vegetal, in vivo, utilizando semillas de pino radiata. “Observamos tanto en la germinación como en la supervivencia de las plántulas el efecto que el antagonista tuvo sobre el patógeno y, en este caso, los resultados no fueron tan concluyentes”, precisa Martínez Álvarez.
Tras la elaboración de este proyecto, que se desarrolló a lo largo de un año, el investigador ha iniciado su tesis doctoral en la que continúa buscando un hongo antagonista que aminore el crecimiento de Fusarium circinatum, tan pernicioso para los bosques del norte del país. La tesis busca, en general, el control biológico de la enfermedad mediante el empleo de hongos endóficos.
Según destaca, “para pasar a la fase in vivo tiene que haber previamente otros estudios que evalúen el efecto in vitro de posibles hongos antagonistas, lo que nos evita trabajar en balde. Hay que seleccionar las especies que mejor funcionan in vitro para pasar a la fase in vivo”.