Por primera vez a escala internacional han seguido por el organismo de forma exhaustiva elementos traza esenciales sin alterar las condiciones metabólicas normales. Han sido los investigadores del Grupo de Espectrometría Analítica de la Universidad de Oviedo que dirige Alfredo Sanz Medel, en colaboración con el grupo del servicio de Neonatología que coordina el doctor José López Sastre en el Hospital Central de Asturias (HUCA). De esta colaboración ha surgido una novedosa técnica de análisis que han ensayado en ratones lactantes y que permite establecer qué cantidad de elementos esenciales presente en el alimento se ha absorbido y qué forma química se absorbe mejor, además de la ruta que ha seguido por el cuerpo.
Las primeras aplicaciones de la técnica desarrollada en la Universidad de Oviedo se han centrado en el estudio de la biodisponibilidad del selenio y el hierro que contiene la leche materna frente a la leche fórmula. El grado de detalle llega a niveles de átomo e isótopos, y entre sus aportaciones destaca el empleo de un marcaje no radiactivo de los minerales estudiados y por tanto, no dañino para el organismo.
“La estrategía global desarrollada permitirá diferenciar entre un nutriente presente en el organismo (endógeno) y el introducido a través del alimento o suplemento nutricional (exógeno). Esa diferenciación permitirá seguir así la pista al nutriente en estudio una vez que es ingerido, además de establecer cómo se distribuye en los distintos órganos y tejidos, y por último, cómo se metaboliza incorporándose a biomoléculas como las proteínas”, explica Alfredo Sanz Medel, catedrático de Química Analítica en la Universidad de Oviedo.
El Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación del Principado (PCTI) ha apoyado estos ensayos, desarrollados por los investigadores del Grupo de Espectrometría Analítica que dirige Sanz Medel en colaboración con el servicio de Neonatología del HUCA, que coordina el Doctor José López Sastre, y la empresa Laboratorios Ordesa (Barcelona). Por su parte, Ignacio García Alonso, coordinador del Grupo de Espectrometría de Masas de la Universidad, “ha contribuido decisivamente al desarrollo de la herramienta matemática concreta en la que se asienta en última instancia el método analítico utilizado”, afirma Sanz Medel.
En cuanto al estado del arte a escala internacional, María Luisa Fernández Sánchez, profesora de Química Analítica e investigadora del grupo responsable de estudios de nutrición, señala: “hay investigadores japoneses que trabajan en este campo, pero efectúan un método de análisis muy diferente y que altera las condiciones normales del metabolismo. La diferencia esencial de la técnica que hemos desarrollado aquí es que trabaja con casos más cercanos a la realidad, no produce modificaciones en el metabolismo, y al seguir la pista a los elementos mediante un marcaje no radiactivo, abre la posibilidad de aplicarse al seguimiento de tratamientos médicos y estudios nutricionales en humanos”.
Línea de futuro
Los investigadores comienzan ahora un nuevo proyecto con apoyo del PCTI para tratar de que las leches comerciales incorporen los principios activos tal y como aparecen en la leche materna, tras constatar que esta última produce una mejor absorción de esos elementos pese a que las leches fórmula los incorporan en mayor cantidad. Para ello, estudiarán todos los elementos que incorpora la leche materna y tratarán de incluirlos en esa forma química en las leches fórmula. “Hasta ahora, ninguna empresa ha incorporado en sus productos estos elementos esenciales para el organismo en su forma biodisponible, es decir: como aparecen en la leche materna”, señala Sanz Medel.
La diferencia en los niveles de absorción entre los elementos aportados por la leche materna y por las leches suplementadas o leches fórmula viene determinada por ciertas proteínas, que actúan como vehículo y en las que se insertan elementos a los que vuelven biodisponibles, o lo que es lo mismo: utilizables por el organismo, explican los investigadores. Por ejemplo, señalan, el hierro en la leche materna se halla insertado en lactoferrina, por lo que se asimila mejor.
Buena parte del trabajo, desarrollado en dos proyectos sucesivos del PCTI, se enmarca en la tesis doctoral firmada por Héctor González Iglesias y dirigida por Sanz Medel y Fernández Sánchez. Por otra parte, tal y como destaca el catedrático de pediatría de la Universidad de Oviedo y jefe de Neonatología del HUCA, José López Sastre, la participación conjunta de médicos y químicos ha sido esencial en éste y otros trabajos, que aúnan las observaciones y avances producidos en ambas disciplinas.
El yodo, constructor del sistema nervioso
Dentro de la tesis de Héctor González Iglesias y de las líneas conjuntas de los investigadores del Grupo de Espectrometría Analítica y de Neonatología del HUCA que reciben apoyo del PCTI del Principado, los investigadores también han evaluado la eficacia de la suplementación con yodo en embarazadas, madres y recién nacidos.
Si bien ya se conocía la necesidad de yodo para un correcto desarrollo del sistema nervioso y la OMS recomienda suplementar con yodo a las madres especialmente en los tres últimos meses de embarazo y durante la lactancia, “hasta ahora no se había demostrado experimentalmente si la suplementación recomendada durante la lactancia es suficiente, si puede tener efectos secundarios en niño o madre suplementada, y si es necesario administrar yodo a los recién nacidos que no se alimentan a través de leche materna”, señala el Doctor José López Sastre.
Frente a estos interrogantes, las conclusiones de los investigadores ponen de relieve que la suplementación recomendada por la OMS es adecuada y es suficiente en embarazos llegados a término y en niños prematuros capaces de ingerir suficiente leche materna.
Y es que cuanto más inmaduro es un sistema nervioso (y más prematuro es un niño), mayor es la necesidad de yodo. Como explica el Doctor López Sastre, “El feto aún no es capaz de formar hormonas tiroideas, que le administra la madre a través de la placenta y el recién nacido sigue necesitando yodo para terminar de formar su sistema nervioso. No hay que olvidar que la carencia en el niño de este compuesto tiene efectos muy negativos de por vida”.
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