El 8 de agosto de 1929 partió de la estación aeronaval de Lakehurst (Nueva Jersey, EE UU) el dirigible alemán Graf o Conde Zeppelin LZ 127 con el objetivo de dar su primera vuelta al mundo.
A bordo viajaban 60 hombres y una sola mujer, la periodista Lady Grace Hay-Drummond-Hay, que trabajaba para el magnate Randolph Hearst, uno de los patrocinadores del viaje.
Al mando del capitán Hugo Eckener, la gran aeronave –de 236,6 metros– atravesó el Atlántico, llegó a Europa por las costas gallegas e hizo su primera escala en la ciudad alemana de Friedrichshafen.
Después, sobrevoló los Urales y cruzó Siberia hasta alcanzar Tokio (Japón), donde hizo otra escala y recibió la acogida más multitudinaria. El propio emperador Hirohito invitó al pasaje a la ceremonia del té.
Posteriormente el Graf Zeppelin cruzó el Pacífico rumbo a Estados Unidos. El 26 de agosto, tras casi 80 horas de navegación, aterrizó en Los Ángeles.
Finalmente, tras un viaje de 21 días y recorrer cerca de 34.000 km, la aeronave retornó el 29 de agosto a su punto de partida, Lakehurst. Años más tarde, en 1937, el mismo escenario sería testigo del desastre del dirigible Hindenburg y el ocaso de estos gigantes del aire.