El hallazgo que destapó la misteriosa Dama de Elche

El hallazgo que destapó la misteriosa Dama de Elche
Dama de Elche. / Wearbeard

Cuando la Dama de Elche fue descubierta el 4 de agosto de 1897 por un joven labrador del campo de La Alcudia (Alicante), todavía conservaba restos de la pintura que un día cubrió sus labios, mantilla y manto. La escultura, que data de los siglos V y IV a. C, representa el busto de una mujer ataviada con un gran y famoso tocado. Fue encontrada en lo que parecía ser un escondite preparado especialmente para albergarla de forma segura.

Desde entonces, los misterios que rodean a esta célebre escultura labrada en piedra caliza no se han resuelto, ya que aún no se sabe cuándo ni quién traslado la pieza hasta el escondrijo, ni si el busto personifica a una diosa, a una sacerdotisa o una mujer noble. La última tendencia es atribuirla un carácter humano y divino, interpretándose como el retrato de una dama de la aristocracia ibera, cuyos descendientes la habrían divinizado.

Representa a una mujer de facciones muy perfectas, posiblemente idealizadas, y ricamente ataviada. La escultura estuvo originalmente policromada y con los ojos rellenos de pasta vítrea. Además, presenta una oquedad en su espalda que también ha sido objeto de debate, aunque los expertos sugieren un posible uso como urna cineraria, para albergar cenizas de huesos humanos.

Hoy esta pieza se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, pero su primer destino fue Francia. Pocos días después de su hallazgo fue adquirida por el arqueólogo galo Pierre Paris para el Museo del Louvre, el que sería su hogar hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial, cuando regreso a nuestro país junto a otras obras de arte. El país vecino llegó a pagar 4.000 francos por la Dama de Elche, un tesoro del arte ibérico que actualmente está valorado en 15 millones de euros.

Pese a que su autenticidad ha sido puesta en duda en diversas ocasiones, en 2005 un estudio realizado por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) examinó la estructura de sus capas de pintura y la antigüedad del pigmento de la escultura, demostrando así la autenticidad de esta obra de arte.

Fuente: SINC
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