Guadalupe Fontán, profesional del Instituto de Investigación Enfermera

“Las enfermeras tienen hijos y no pueden faltar al trabajo, hay que facilitar sus condiciones”

El personal sanitario es la punta de lanza en la epidemia del coronavirus. Junto a los médicos, las enfermeras observan los síntomas de los pacientes y hacen seguimiento de los casos. Contar con los materiales de prevención en todo momento y tratar de conciliar en un ambiente de presión, trabajando en primera línea, son sus dos grandes retos en esta crisis.

“Las enfermeras tienen hijos y no pueden faltar al trabajo, hay que facilitar sus condiciones”
Guadalupe Fontán / Consejo General de Enfermería

El ministerio de Sanidad tiene publicada en su página web numerosa documentación sobre el coronavirus SARS-COV-2, dirigida tanto a la ciudadanía como al personal sanitario. Guadalupe Fontán, enfermera en el Instituto de Investigación Enfermera del Consejo General de Enfermería, ha formado parte del equipo encargado de redactar y revisar los protocolos técnicos relativos, entre otros, a cómo atender a pacientes en domicilios, en urgencias o medidas de prevención, todo ello supervisado por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias.

Estos documentos son los que está utilizando ahora el personal sanitario de las diferentes comunidades autónomas para hacer frente al COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus. “Hemos aportado la visión de las enfermeras, que son especialistas en área respiratoria, urgencias o atención comunitaria”, resalta Fontán.

La enfermera, que fue subdirectora de Enfermería en el Hospital Universitario Gregorio Marañón hasta hace unos meses, muestra su preocupación por el control del material de protección que utiliza el personal sanitario, pues lo necesitan constantemente. En cuanto al cierre de centros educativos en algunos puntos del país, Fontán recuerda que el 90% de las enfermeras son mujeres y no pueden faltar al trabajo ni cuidar de sus hijos, lo que les impide conciliar. “Hay que articular medidas que puedan facilitarlo”, plantea.

En la Comunidad de Madrid las enfermeras de los centros de salud están haciendo un seguimiento telefónico de los casos confirmados de coronavirus en aislamiento domiciliario. ¿Estaba contemplado?  

En los documentos de atención y manejo a domicilio ya se barajaba esa actuación si el número de casos o la situación epidemiológica lo requería. Madrid está poniéndolo en marcha y asignando qué profesionales son los que hacen esa llamada y cómo se realiza la visita a domicilio.

“Lo que más preocupa a las enfermeras es tener el material para protegerse y atender a la población”

Si al paciente se le agravan los síntomas, ¿se le indicará que acuda a un centro hospitalario?

Un paciente que está diagnosticado, si se considera que reúne los requisitos para recibir atención domiciliaria, se queda en su casa y recibe las llamadas de enfermeras para ver cómo va evolucionando. Ante cualquier cambio, se le deriva o bien al 112 para atenderlo en su domicilio o bien, si hay que llevarlo a un centro, se establecen medidas de derivación y traslado.

Y si el enfermo o el cuidador tienen dudas en cuanto a medidas de prevención en el hogar, por ejemplo, ¿cuando les llame la enfermera se lo pueden preguntar?

Ese es el momento, claro. Es un apoyo telefónico de seguimiento ─para decir si tienes más dificultad respiratoria o no, si has tenido fiebre o no─ pero también para el cuidado, y ahí el papel de la enfermera es clave. No es lo mismo que una familia esté sola en su casa sin saber si lo está haciendo bien o mal, a que tenga a una profesional que le pueda dar un soporte técnico en condiciones, con un criterio clínico y sanitario.

¿Hay muchas enfermeras con coronavirus en España?

Hay muchas personas que están en investigación por haber estado en contacto con pacientes. No tengo el dato exacto del número de profesionales que han dado positivo, pero ha habido muchas retiradas de la asistencia por haber tenido un contacto muy próximo. No es solamente atender en una entrevista o en una visita a domicilio a un paciente, sino que también con aerosoles o algunas técnicas de cuidados que se realizan la posibilidad de contagio. En previsión, se les está haciendo un seguimiento especial.

“Trabajar pensando siempre en que tienes que estar muy atenta supone una carga mental que las enfermeras tienen habitualmente pero ahora, con mucha más presión”

¿Os sentís desbordadas con esta epidemia?

La afluencia está siendo grande en los centros sanitarios. Lo que más preocupa a los profesionales es poder tener el material que necesitan para protegerse y poder atender a la población con seguridad para ellos mismos. Ahora mismo se está controlando mucho por miedo a que desaparezca, como ha ocurrido en algún caso.

Las enfermeras tienen que atender a la población y luego se van a casa con sus familias. En muchos casos, también tienen familiares que son población de riesgo y todo esto es difícil de manejar emocionalmente. Las enfermeras también tienen hijos y si no van al colegio es un motivo de preocupación para ellas, porque a su puesto de trabajo no pueden faltar. Hay que facilitar sus condiciones de trabajo.

Aparte del problema del control de los materiales, ¿habéis recibido la formación adecuada de cara a esta epidemia?

No partimos de cero. En la vida diaria de la asistencia se manejan estos equipos, pero no es lo mismo ponértelo de vez en cuando que tener que estar permanentemente trabajando con toda esta equipación. Aunque las enfermeras hemos recibido ya esa formación, los talleres de entrenamiento ayudan a recordar todas las medidas y tener más agilidad. Trabajar pensando siempre en que tienes que estar muy atenta supone una carga mental que las enfermeras tienen habitualmente pero ahora, con mucha más presión.

¿Qué está suponiendo esta epidemia para la enfermería?

Lo que transmiten las enfermeras que trabajan tanto en atención primaria como en hospitales es la presión a la hora de no fallar en su trabajo y atender también su vida personal. Esa dualidad de “voy a mi casa pero he estado ocho horas atendiendo a pacientes en urgencias que no sé si tienen el virus o no”. El 90% somos mujeres y estamos todas muy sensibilizadas con la conciliación.

“Lo más importante es transmitir a la población la necesidad de colaboración: utilicemos los recursos sanitarios para los que los necesitan más”

La medida de cerrar centros educativos es complicada de manejar para la enfermería. Las profesionales están ahí, están formadas y tienen que atender a la población, pero también hay que atenderlas a ellas porque trabajan en la primera línea. Necesitamos medidas de refuerzo y flexibilidad… Creo que todos debemos hacer un esfuerzo para que mejore su situación.

¿Qué es lo que más están demandando los pacientes a las enfermeras?

Los pacientes tienen temor y quieren descartar si tienen o no el virus. Hay esa necesidad. Es el médico el que dictamina si hay suficiente base clínica para pedir esa determinación o no. Si la sintomatología es leve, es mejor hacer una autoobservación en casa y no dirigirse a los centros sanitarios, porque hay otros pacientes que sí lo necesitan y puede llegar un momento en que no se pueda atender a todos. Lo más importante es transmitir a la población la necesidad de colaboración: utilicemos los recursos sanitarios para los que los necesitan más. La asistencia telefónica sirve para que nadie tenga que tomar solo esa decisión y lo pueda consultar con un profesional a través del teléfono.

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