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Agencia Sinc
Belén Yélamos, investigadora de la Universidad Complutense de Madrid

“La divulgación científica es un deber para los que hacemos investigación”

Desde las universidades a los medios de comunicación, pasando por los institutos y el sector privado. La divulgación científica se ha convertido en una tarea obligada que se aborda desde todos los frentes. Belén Yélamos, investigadora del departamento de Bioquímica y Biología Molecular I de la Universidad Complutense de Madrid, dirige el curso de verano “Trabajar por una divulgación de calidad: retos y oportunidades”, que se celebrará en El Escorial. Para ella, aumentar la cultura científica de los ciudadanos, especialmente de los niños, se convierte en un deber social.

Belén Yélamos, en el laboratorio de Química de Proteínas / UCM
Belén Yélamos, en el laboratorio de Química de Proteínas / UCM

Una de las características del curso es que va a abordar la divulgación desde todos los ámbitos: medios, redes, instituciones e institutos. ¿Con qué objetivo?

Queremos implicar a todas esas partes, a los educadores, a los científicos, a los periodistas y a los investigadores para que divulguen ciencia porque, en este aspecto, la sociedad española no está muy avanzada. Lo hemos visto recientemente con el caso de las vacunas. La idea es cómo acercar la ciencia a un público no especializado, hacerla llegar de forma sencilla, para que tengan unos conocimientos básicos y puedan discernir en las noticias de los medios lo que es verdad y lo que no. En el caso de las vacunas está bastante claro que si esa familia hubiera tenido algo de conocimiento sobre qué es una vacuna o un anticuerpo, a lo mejor se hubieran planteado la vacunación de forma diferente.

El nivel de los ponentes del curso es muy alto. ¿Ha sido difícil reunirlos a todos?

No ha sido difícil porque contaba con la ayuda de mi compañero Álvaro Martínez del Pozo, que es el secretario del curso, y tiene bastante experiencia en divulgación, al colaborar habitualmente con el programa de RNE “A hombros de gigantes”. En el caso de la prensa, nos ayudó bastante el patrocinador, Open Mind, porque tenía contactos con Patricia Fernández de Lis, la redactora jefa de Ciencia de El País, y con José Antonio Pérez, que dirige Órbita Laika. El resto de personas son diferentes contactos nuestros que estuvieron dispuestos a participar en el curso.

Las jornadas están dirigida a todo tipo de público, ¿no es así?

Sí, el nivel científico no es alto. Pretendemos mostrar una serie de herramientas para que la persona que quiera implicarse en divulgar pueda hacerlo. Por eso contamos con gente de educación, profesores de secundaria muy implicados en la divulgación, medios de comunicación como radio, televisión y prensa, y personas que hacen divulgación desde las instituciones, tanto públicas como privadas: FECYT, la OTRI de la UCM, la fundación madri+d y Open Mind, nuestro patrocinador, que está muy implicado en la divulgación.

¿Por qué cree que es importante hacer divulgación científica desde la universidad?

Porque nosotros somos investigadores y nos interesa que nuestro trabajo sea conocido, que se vea que tiene una serie de implicaciones. Si nosotros mismos no somos capaces de hacer llegar esos descubrimientos a la sociedad, vamos mal porque van a tener la idea de que somos un grupo aislado, y no es así. Nosotros hacemos una investigación básica pero que es muy importante también para la sociedad.

"Si nosotros mismos no somos capaces de hacer llegar los descubrimientos a la sociedad, vamos mal"

Como gran parte de las investigaciones son financiadas con fondos públicos, ¿los investigadores tienen un deber social de divulgar los resultados a la sociedad?

Totalmente. Es nuestro deber. Además de que nos gusta investigar, este trabajo se hace con la ayuda de todos. Por otra parte, gracias a la investigación, nuestra docencia en la universidad es mucho mejor. Estamos en un continuo reciclaje. Todas las investigaciones, lo que leemos lo trasladamos a personas que estamos formando y que van a ser parte de la sociedad. Eso también es muy importante.

Entre todas las tareas de los investigadores, la divulgación suele ocupar el último lugar. ¿La ANECA tendría que reconocerla formalmente?

Es un hándicap. Los investigadores tendemos a hacer una clasificación: los que se dedican a la divulgación y los que se dedican a la investigación, pero eso no es así. Muchos, como Álvaro y yo, estamos trabajando estos dos ámbitos, con mucho trabajo y sacrificio. Nuestra recompensa es tener contacto con la sociedad. Aquí vienen muchos alumnos de secundaria. Su primer contacto con la universidad es a través de alguno de los cursos que se hacen en la Semana de la Ciencia y eso nos recompensa. Es evidente que si la ANECA creara un apartado en el que valoraran la divulgación, más gente haría un esfuerzo por transmitir sus conocimientos.

¿Cuáles son las principales trabas en la divulgación desde la universidad?

Hay gente a la que la divulgación no le parece nada fructífero, que prefiere centrarse en sus trabajos y no le interesa perder ese tiempo en divulgar. Además, como se cree que quien divulga no investiga, hacerlo puede afectar negativamente a la imagen de científico. Pero hay mucha gente que hace una investigación muy importante y además es buen divulgador. Depende de la persona.

"Hay mucha gente que hace una investigación muy importante y además es buen divulgador"

Hablando de divulgadores, ¿hacen falta figuras como Carl Sagan hoy en día?

Creo que sí, que sean rigurosos. No vale cualquier escritor de novelas de ciencia ficción. Carl Sagan, además de escritor, era astrofísico; le gustaba mucho la ciencia y hacía que las cosas que aparecían en sus libros fueran rigurosas. No vale cualquier persona que se ponga a escribir.

¿Cómo ve la divulgación científica que se está haciendo ahora en España?

Ahora hay más gente que se dedica a divulgación, lo que pasa es que estamos creando un círculo un poco cerrado en el que hacemos estos cursos para divulgadores, cuando estos ya están conectados. Lo que interesa es abrir la divulgación. Por ejemplo a maestros de educación primaria, profesores de secundaria… Un aspecto que a mí me interesa mucho es que la divulgación aparezca en esos niveles educativos. Yo estoy en la comisión de la plataforma ENCIENDE, un proyecto de la COSCE, sobre cómo enseñar ciencia a los niños en edades tempranas. Si ahí ponemos el germen para que guste la ciencia, además de ser investigadores, podrán ser divulgadores y el círculo se va abriendo.

La divulgación también es básica para despertar vocaciones en carreras de ciencias, que cada vez tienen menos alumnos, ¿no es así?

El número de alumnos está bajando y eso hay que arreglarlo desde el principio. Tienes que influir mucho en esas edades tempranas, en hacerles llegar la ciencia como algo sencillo, como algo bonito que ellos van a poder utilizar para explicarse cosas, o hacer experimentos sencillos: con una botella y luz pueden hacer un montón de cosas. Hay que trabajar para que la vocación científica se implante cuanto antes. Llevar la ciencia a los niños es muy bonito. Son los que más te lo agradecen. Explicarles cosas y verles las caras cuando ves que han comprendido realmente lo que están viendo es fantástico.

"Hay que trabajar para que la vocación científica se implante cuanto antes"

¿Qué opina de la separación entre ciencias y letras?

Es un poco absurdo. No me gusta hablar ni de ciencias ni de letras porque yo soy de “ciencias” y me apasiona leer una novela, o cualquier cosa de historia. A los de “letras” también les debe interesar por qué cae un rayo o cómo se forma un nuevo organismo. Son cosas que no veo incompatibles. Algo preocupante es que ahora mismo los profesores de primaria que están dando ciencia han estudiado Magisterio, sin tener una asignatura específica de ciencias. ¿Cómo le explicas la fotosíntesis a un niño sin saber? Puedes leerte el texto pero una cosa es que lo comprendas tú y otra, transmitirlo. Muchos de los problemas tienen su raíz en los sistemas educativos.

Fuente: Universidad Complutense de Madrid
Derechos: Creative Commons
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