El legado que ahora deja Francia a la República Checa en materia científica fue resumido a finales de noviembre de 2008, en la última conferencia europea de París. Jean Pierre-Alix, responsable del proyecto "Ciencia en Sociedad" en el Centro Nacional de la Investigación Científica (CNRS) y miembro del Consejo Superior de Investigación y Tecnología (CSRT), explica la necesaria relación entre la actividad científica y la sociedad en la que se inscribe.
¿Cuál es la principal conclusión tras la última Conferencia europea sobre ciencia?
Fue un éxito porque reunió a más de 30 países, la mayoría europeos. Ha logrado mejorar la comprensión de todos sobre lo que es un diálogo, y su vibrante necesidad de mejorar la relación entra la ciencia y la sociedad. Las intensas discusiones son el signo que cada uno esperaba, científico o no, y para ello hubo un gran apetito cultural y profesional. Además, la dimensión europea ha sido enriquecedora, ya que ha permitido constatar que, sea cual sea el país, la cuestión del diálogo ciencia-sociedad se ha planteado. Es cierto que percibimos diferencias en la manera de abordar el tema, unos son más consensuados y otros más en la tradición mediterránea. Pero, en cualquier caso, debemos asegurarnos de que la gran confianza vertida en los científicos se mantenga en el futuro si queremos construir una verdadera sociedad del conocimiento
¿La denominada “sociedad del conocimiento” imaginada en 2000 en la Cumbre Europea de Lisboa se ha convertido en un objetivo común?
Sí, pero le cuesta a veces realizarse. Los viejos mitos de dominio de la naturaleza dictados por Bacon o Descartes son todavía motores potentes, pero la ciencia necesita también estar connotada con la cultura que la rodea. Al mismo tiempo, practica la denotación, es decir el aislamiento necesario para realizar sus propios trabajos, como dijo H. Wismann comentando a Blumenberg, ¿qué queremos saber? Otra expresión sería decir que el conocimiento es en todo momento objeto de una producción, según el método científico, y objeto de intercambios muy numerosos y cada vez más rápidos, con su entorno. Esta situación es nueva y merece atención, porque un crecimiento desafiante se cuela en los intercisos de la opinión como el agua infunde las rocas. Tenemos que tomarnos en serio la sociedad del conocimiento considerando que será posible si los intercambios entre las culturas dentro de la sociedad, y entre las de la ciencia, son capaces de dialogar, de comprenderse para intercambiar mejor.
Si tuviera que elegir tres temas científicos que pudieran movilizar a la ciudadanía europea, ¿cuáles serían?
Las modificaciones potenciales del planeta, el mantenimiento de una buena salud, y la preocupación de un desarrollo equilibrado de todas las sociedades constituyen los desafíos para todas las ciencias. Estos temas requieren toda nuestra atención, científicas o no. Pero la ciencia necesita también definir sus propios caminos de progresión, porque una búsqueda se apoya sobre los conocimientos acumulados y busca hacerlos progresar. La idea de una explicación mejor, unas mejores teorías, está aquí, justo detrás de la realidad; hay que descubrirlas y formularlas claramente.
No confundamos el desafío de sociedad y el de ciencia, busquemos simplemente acercarlos. Eso es lo que funda la ciudadanía europea, y no el utilitarismo de la globalización puramente económica.
¿La actividad científica es un proceso de transformación social?
Por supuesto, y de dos maneras. La ciencia ha creado, a lo largo del siglo XX, instituciones poderosas que han reforzado la tradición del Renacimiento, la de las universidades creadas a partir de la Edad Media, o incluso más tarde, a comienzos del siglo XIX. La ciencia es un saber, pero también una actividad y un medio que se reconoce por la práctica de la crítica y de la duda, edificando así nuevos conocimientos.
Es también un oficio con sus valores y tradiciones. En el cuerpo social, es una de las mayores funciones, como en todas las grandes civilizaciones. Transforma así lo social de dos maneras: forma una parte de la juventud, atraída por esta actividad donde la curiosidad encuentra un terreno natural. También transforma, por sus resultados, todos nuestros modos de vida. Si todavía no estamos convencidos, ¡sólo hay que comparar la vida de nuestros abuelos (o padres) con la nuestra! Pero la condición del éxito es que la ciencia comparta su sabiduría para permanecer en el centro de la sociedad.
El traspaso a República Checa
El pasado 7 de enero la República Checa tomó el relevo de Francia en la presidencia semestral de la Unión Europea (UE). El gobierno checo ya ha organizado más de 15 reuniones ministeriales y 30 conferencias europeas. Entre los objetivos relacionados con la ciencia figuran la financianciación de infraestructuras de investigación y el aumento de la movilidad de la comunidad científica.
Toda la información del encuentro de París:
(24 y 25 de noviembre de 2008)