Los números son imprescindibles en esta pandemia. Clara Prats, investigadora del grupo de biología computacional y sistemas complejos de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), ha trabajado incansablemente para elaborar informes diarios con predicciones de la crisis sanitaria global. En el quinto episodio de esta audioserie, Clara explica cómo se convirtió en la modelizadora del nuevo coronavirus.
La pandemia de coronavirus nos ha cambiado la vida a todos. Desde marzo hemos dejado de abrazarnos, viajar y celebrar reuniones multitudinarias. Incluso cantar en un coro se ha convertido en una actividad de alto riesgo. Diversos brotes en ensayos corales han demostrado que el virus se propaga por el aire, sobre todo en locales mal ventilados donde se alza la voz constantemente.
“Estoy desesperada”, admite Clara Prats, investigadora del grupo de biología computacional y sistemas complejos (BIOCOM-SC) de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Los dos motores de su vida son la ciencia y la música. Para ella, soprano desde hace años, cantar es una vía de escape emocional que ahora echa de menos.
Clara es física, pero hace años que colabora con médicos del Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP) para aplicar las matemáticas al conocimiento de enfermedades infecciosas, como la tuberculosis. Sus modelos sirven para entender mejor su comportamiento. “Antes de la covid tenía una vida más o menos tranquila, podíamos trabajar de forma reflexiva”, cuenta sobre la etapa anterior al coronavirus. En cambio, ahora la cadencia de trabajo es muy distinta: “Me acuerdo de levantarme por la mañana, sentarme en el ordenador y no me acordaba ni de comer”, asegura sobre las semanas de confinamiento, en las que trabajó de 12 a 14 horas diarias.
Su investigación en coronavirus empezó por curiosidad cuando los primeros datos llegaron de China: “A mi compañero Daniel López le encanta aplicar modelos matemáticos a todo lo que puede”. Su objetivo era intentar predecir a corto plazo la dinámica del virus y luego comprobar si habían acertado. Mientras ajustaban los modelos, la epidemia saltó a Europa. El avance del virus despertó la preocupación de muchos gobiernos. La Comisión Europea les encargó un análisis diario con predicciones a corto plazo de la pandemia: “Lo que estábamos haciendo servía para una decisión que se iba a tomar mañana o pasado. Fue un cambio brutal”, destaca.
A pesar de la presión, Clara tiene claro que su ámbito de trabajo son los datos y no la toma de decisiones, en las que entran en juego “una amalgama de factores diferentes” que se deben tener en cuenta para decidir las medidas correctas en el momento adecuado. No es que quiera borrar responsabilidades políticas, simplemente subrayar que hay muchas más cuestiones que entran en la toma de decisiones. “No es 2+2 son cuatro, es bastante más complicado que eso”, enfatiza.
En esta crisis, uno de los grandes problemas con los que Clara y su equipo se han encontrado han sido los datos, la materia prima de los modelos estadísticos para entender la evolución de la pandemia. “Los sistemas de información de salud pública no estaban preparados ni en España ni en el resto de Europa”, considera sobre la falta de números como quién contagia, cuándo transmite la enfermedad y a qué ritmo.
Al principio, su modelo solo se basaba en los nuevos diagnósticos, pero fueron perfeccionando sus ecuaciones a medida que también mejoraba la gestión de los datos. “Tú ves cómo va creciendo el número de casos y a partir de ahí sacas la ecuación de una curva que te permite predecir, pero sin conocer las entrañas de la enfermedad”, explica sobre las primeras semanas.
Los datos sobre la pandemia han eclipsado la información diaria. Al inicio los números disponibles eran los positivos confirmados, las hospitalizaciones, los ingresos en las UCIs y los fallecidos. Pero, poco a poco, los números se fueron perfeccionando con otros indicadores como la velocidad de contagio o el riesgo de rebrote, este último desarrollado por el grupo BIOCOM-SC.
Al ser la coordinadora del grupo de coronavirus, Clara ha aparecido en numerosas entrevistas. Sus intervenciones en medios de comunicación han roto las estadísticas que daban una mayor presencia mediática a los expertos: tres hombres por cada mujer.
Una de las entrevistas más recordadas de Clara es la del verano pasado en La Sexta, en la que vivió la interrupción infantil de uno de sus dos hijos.
“Al poco de empezar yo noto que hay un bebé y mi editor me dice por el pinganillo: ‘Es que está con el niño’. Y entonces decidí decirle que se dedicara lo importante”, dice a SINC la periodista María Llapart, que decidió cortar la entrevista. “Le dije que si luego podía hablaríamos con ella, no si quería. A veces se nos olvida que las mujeres no siempre pueden hacer todo lo que quisieran, no tenemos las herramientas para hacerlo”, aclara.
Por su parte, Clara recuerda la anécdota con una sonrisa: “Al final, la interrupción que tuve en directo es un reflejo de lo que nos ha estado pasando estos meses. Te ves obligada a trabajar en casa y con los niños”, cuenta. También añade que, más allá de la anécdota, considera que es importante que se visibilice esta situación: “Creo que los niños y niñas han sido los grandes olvidados. Estuvimos encerrados en casa y pretendíamos teletrabajar con ellos. Yo creo que no se merecían lo que les ha tocado, aunque no había alternativa”, opina.
Sobre la conciliación de la vida profesional y familiar, Clara se considera afortunada: “Algunos miembros del grupo tenemos hijos, algunos no tienen, algunos los tienen mayores ya, y eso también ha determinado un poquito el horario de trabajo, cuándo podíamos estar y cuándo no podíamos estar. Y entre todos nos hemos ido cubriendo como hemos podido. En ese sentido nos hemos apoyado todos mucho –alaba continuamente a su equipo–. Nos hemos ido adaptando. En eso, tengo muchísima suerte”, asegura.
A nivel más personal, Clara cree que “un ritmo tan bestia” de trabajo la salvó de darse cuenta de “la magnitud de la tragedia”. Para ella, el día más dramático fue cuando detrás de las cifras de fallecidos por la covid-19 había un amigo de la familia.
Además, incide, en un momento en el que los pacientes no podían estar acompañados en las UCIs: “Tú sabías que esta persona estaba empeorando muchísimo y que su familia estaba en casa sin poder hacer nada. De hecho, lo pienso y aún me remueve por dentro”.
La audioserie narrativa Las científicas del coronavirus, retratos sonoros de una pandemia está disponible en podcast a través de las plataformas iVoox, Spotify y iTunes.