En España, el tiempo que un paciente debe esperar para entrar en quirófano se calcula oficialmente desde el momento en que el médico indica la cirugía hasta que se realiza. Sin embargo, si consideramos que se debe incluir también la espera por visitas al especialista y por pruebas diagnósticas previas a la cirugía, el tiempo de espera real es entre dos y cinco veces mayor que el que se publica en los registros oficiales.