Ofrecen resultados en 15 minutos, son más baratos que la PCR y más sencillos. Su sensibilidad y especificidad llegan al 90 % y se recomiendan para detectar casos en sospechosos, así como en sus contactos. Sin embargo, su eficacia es dudosa para cribados masivos en poblaciones con baja prevalencia de infecciones, donde podrían dar demasiados falsos positivos.
A diferencia de la técnica de PCR que se utiliza para el diagnóstico de la COVID-19 y que tarda varias horas, los test rápidos son capaces de dar un resultado en 15 minutos. Entre ellos, se encuentran los que detectan proteínas del virus y los que reconocen los anticuerpos que genera el organismo para defenderse.
Como resultado de un proyecto conjunto entre la UPM y la empresa VinciLab, se ha desarrollado una aplicación que permite, de forma automática, analizar test rápidos para la detección de drogas utilizando un teléfono móvil.