Un equipo de investigadores, liderados por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha encontrado los primeros restos antiguos de un teratoma ovárico calcificado en la pelvis del esqueleto de una mujer de la época romana. El hallazgo confirma la presencia en la antigüedad de este tipo de tumores –formados por restos de tejidos u órganos–, muy difíciles de localizar en el estudio de restos antiguos.
Investigadores japoneses han implantado en ratones piel y médula ósea procedentes de iPSC –células de pluripotencia inducida– y han comprobado que no se produjo una respuesta inmune de rechazo. El trabajo, publicado esta semana en Nature, contradice lo que apuntaba un estudio de 2011 en la misma revista.