Cuando se agrupa un número de átomos, se forma un 'agregado' o 'clúster' cuyas propiedades cambian. Los agregados de silicio pueden adoptar configuraciones muy estables que se comportan como si fueran un solo átomo, es decir, un superátomo. "Si ensamblamos estos superátomos, se pueden construir materiales nuevos”, asegura Carlos Balbás, coordinador del Grupo de Propiedades Nanométricas de la Universidad de Valladolid, quien ha presentado aplicaciones en optoelectrónica y materiales fotovoltaicos.