Este tipo de tumor es el más más frecuente en el mundo, y se calcula que causará un millón de muertes al año de aquí a 2040. Una comisión de expertos aboga en The Lancet por implantar programas de detección precoz y mejorar la comunicación entre pacientes y personal sanitario. Esto último podría tener repercusiones muy positivas, más allá del ámbito específico del tratamiento, señalan.
Ha pasado un año desde que se hicieron públicos los primeros casos de una extraña neumonía que causaba diferentes grados de gravedad. Pero solo ahora los médicos están empezando a identificar los efectos secundarios en pulmones y bienestar general en los pacientes que se recuperan. Los síntomas de fatiga y dificultad para respirar se mantienen incluso en los que sufrieron la enfermedad más leve.
Casi 1,7 millones de personas se han recuperado de la COVID-19 en todo el mundo, pero muchas sufren efectos secundarios de los que aún se conoce poco. El jefe de servicio de Neumología del Hospital Clínico Universitario de Valencia lidera un proyecto que pretende saber de forma precoz quiénes pueden presentar alteraciones funcionales respiratorias a corto y medio plazo.
El Proyecto Quick busca cómo optimizar el trato a los pacientes con sospecha de ictus con el objetivo de detectar posibles retrasos en su atención y corregirlos en una segunda fase. El programa, presentado esta semana en Madrid, se llevará a cabo en ocho centros hospitalarios públicos españoles e intentará minimizar al máximo sus secuelas.