Una extraña euforia marcó el 5 de julio de 1996: nacía Dolly, el primer mamífero clonado. La oveja escocesa abrió la posibilidad de tratar enfermedades gracias al poder de las células madre embrionarias y despertó un controvertido debate ético con implicaciones legales. Hoy, 15 años después de Dolly, los escollos morales –no los técnicos– se salvan con la nueva técnica de reprogramación celular, mientras la medicina regenerativa sigue soñando con fabricar tejidos y órganos a medida.
Descripción del proceso de clonación terapéutica. Imagen: SINC / José Antonio Peñas
Una investigación internacional con participación española demuestra que el proceso de reprogramación de las células es mutágenico, es decir, que sufre mutaciones puntuales en diferentes genes. El hallazgo pone en cuestión el uso de células humanas de pluripotencia inducida (iPS) para fines terapéuticos, si bien los expertos confían aún en los “enormes beneficios” de estas células.