Las leguminosas como la judía común y la soja podrían ser la solución para fijar el nitrógeno en el suelo y reducir las pérdidas. Un equipo de la Universidad de Córdoba ha descubierto cómo el gen PRAT3 interviene en el proceso de incorporación y metabolización del nitrógeno de la judía común y la soja, el más eficaz del reino vegetal.