El ojo dorado del telescopio espacial James Webb ha mostrado el universo con un detalle sin precedentes. Su puesta en marcha encabeza este año el ranking de los hitos científicos, entre los que también figuran el descubrimiento de la bacteria más grande del mundo, el desvío de un asteroide, ADN con dos millones de años de antigüedad, avances frente a los virus y la creatividad en la inteligencia artificial.
El análisis de 17 genomas antiguos de la bacteria Yersinia pestis, incluido uno de hace 3.300 años recuperado en un dolmen de Álava, arroja luz sobre la evolución de la peste bubónica en Eurasia desde el Neolítico. Durante al menos 2.500 años coexistieron dos variantes del patógeno, pero acabó imponiéndose la que usaba las pulgas como medio de transmisión.
La especie ganadera de mayor importancia económica en España es la porcina. Mantener sanos a los animales es crucial desde el punto de vista de la sanidad, pero también en términos económicos. Para anticiparse a las enfermedades que cursan con fiebre y tratarlas antes de que sea demasiado tarde, un equipo de veterinarios de la Universidad Complutense de Madrid ha diseñado un sistema para monitorizar en tiempo real el estado de salud de los cerdos.
Antes de la peste bubónica que asoló la Europa del siglo XIV, la primera gran epidemia de peste fue la plaga de Justiniano, que a lo largo de los siglos VI y VII acabó con 50 millones de personas en todo el mundo. Investigadores de varios centros alemanes han estudiado el alcance de la bacteria que la causó a través de seis de sus víctimas halladas cerca de Múnich.
A partir de dos dientes de 1.500 años de antigüedad, un equipo de investigadores ha demostrado que la cepa que produjo la plaga de Justiniano era independiente de la que causó la peste negra unos 800 años después y de brotes posteriores de la enfermedad. Es el genoma de un patógeno más antiguo obtenido hasta la fecha.
Científicos españoles han aplicado por primera vez una avanzada metodología de análisis masivo de proteínas para estudiar la interacción entre un parásito y su hospedador. En concreto, expertos en proteómica del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca han colaborado con el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología para determinar las moléculas presentes en la saliva de garrapatas que transmiten la peste porcina. Los resultados de este trabajo, publicado en Journal of Proteome Research, permiten determinar proteínas que pueden servir como antígenos para desarrollar vacunas que impidan la transmisión de la peste porcina.