Una nueva herramienta permite analizar cambios en la abundancia de pequeñas especies de pescado azul, como la anchoa europea o la sardina, y mejorar el diseño de las campañas de pesca. El estudio revela que la interacción entre la explotación pesquera y los factores medioambientales condujo al colapso de esta especie en el Golfo de Vizcaya en 2005.
De izquierda a derecha, Jesús Menéndez y Bruno de Lucas, en las instalaciones de Mofesa. Foto: L. A. / FICYT
Dos trabajadoras preparan un pisto para acompañar un plato de pescado en las instalaciones de Mofesa. Foto: L. A. / FICYT
Una vez que sale del mar, no hay hielo que congele las grasas omega 3 y omega 6 del pescado azul. Para ralentizar su imparable deterioro, la firma asturiana Mofesa ha combinado los fogones con las pipetas de análisis y ha obtenido nuevas recetas que consiguen mantener durante más tiempo el perfil lipídico y propiedades del pescado azul en platos cocinados de calidad.