Un índice, basado en la diversidad y abundancia de rasgos de las especies para responder ante amenazas, permite medir la capacidad de un bosque para hacer frente a perturbaciones naturales, ya sean incendios, sequías o derribos por viento. Al aplicarlo en los distintos tipos de bosques de la península ibérica, los científicos observaron que los bosques mixtos y los formados por especies no nativas resisten mejor que otras formaciones forestales.