La relación entre la contaminación del aire y el aumento del riesgo de desarrollar esta patología y otras demencias no es nueva. Un nuevo trabajo pretende revelar por qué las partículas finas (PM2.5) han sido vinculadas con cambios negativos en la salud cerebral.
Numerosos estudios han analizado el impacto de la polución, especialmente las partículas finas o PM2.5, en el rendimiento cognitivo de los niños. Un nuevo estudio relaciona ahora esta exposición, incluso a corto plazo, con una merma de dichas funciones también en varones de edad avanzada.
La congestión nasal, los estornudos y otras molestias típicas de la rinitis son más graves para los habitantes de regiones con niveles elevados de polución. A pesar de que se trata de una enfermedad no mortal, supone un desafío importante para la salud pública y está vinculada a un deterioro en la vida cotidiana de quienes la sufren.
Una investigación del Instituto de Salud Global de Barcelona, llevada a cabo en casi una treintena de aldeas del sur de la India, ha encontrado una asociación entre la exposición a la polución del aire y una peor salud de los huesos.
El Proyecto CHAI relaciona la exposición a partículas finas (PM2,5) en la india, un país de renta media-baja y con niveles altos de contaminación atmosférica, con el grosor íntima-media carotídeo (GIMc), un marcador de la aterosclerosis. Por ello, presentan mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares como ictus o infarto.
El Proyecto CHAI evalúa la relación entre presión arterial y partículas finas y el carbono negro en más de 5.500 personas de un área periurbana de India. Los resultados revelan que un aumento mínimo en la exposiciónse asocia con un 4 % más de prevalencia de hipertensión en las mujeres. Sin embargo, en los hombres las asociaciones fueron estadísticamente débiles.
Un nuevo estudio halla una relación entre la exposición a partículas PM2,5 durante los primeros años de vida y un peor rendimiento de la memoria de trabajo y de la atención ejecutiva. Los resultados refuerzan trabajos anteriores y confirman la amenaza de la contaminación para el neurodesarrollo de niños y niñas.
Las personas fumadoras tienen un mayor riesgo de morir por enfermedad cardiovascular cuando se exponen a altos niveles de contaminación atmosférica. Esta es la conclusión de un estudio en el que ha participado el Instituto de Salud Global de Barcelona, que analiza los efectos de la exposición a las partículas finas (PM 2.5) en personas fumadoras y no fumadoras.