La misteriosa configuración de la nebulosa NGC 3132 es fruto del gas y polvo expulsado por una estrella moribunda, un material que luego fue arrojado en direcciones concretas por varias estrellas compañeras. Así lo muestra un estudio internacional, portada de Nature Astronomy, realizado con las observaciones del telescopio espacial James Webb.
Con la ayuda del telescopio espacial TESS, un equipo científico liderado desde el Centro de Astrobiología ha observado el núcleo de ocho nebulosas planetarias. En siete de ellas, incluida la famosa nebulosa de la Hélice, han detectado signos claros de variabilidad en la curva de luz de su estrella central, lo que sugiere que la acompaña otra estrella compañera.
Tras los bellos colores de la nebulosa planetaria Abell 78 se esconde un curioso renacimiento estelar. En el centro se halla una estrella moribunda, similar a nuestro Sol, que había expulsado sus capas externas en su camino hacia la extinción. Sin embargo, por un tiempo, regresó a una fase estelar anterior, la de gigante roja, y después repitió su trayecto hacia la fase de nebulosa planetaria, según revela una investigación liderada por el Instituto de Astrofísica de Andalucía.
Un equipo internacional de astrofísicos liderados desde el Instituto de Astrofísica de Andalucía revelan que IRAS 15103-5754, una estrella observada justo en el momento en que acaba de convertirse en nebulosa planetaria, aporta nuevas claves sobre la muerte de estrellas similares al Sol. Esa estrella forma parte de un grupo de dieciséis objetos conocidos como 'fuentes de agua' por sus chorros de vapor.
Astrónomos españoles han identificado dos estrellas enanas blancas que se orbitan mutuamente en el corazón de la nebulosa planetaria Henize 2-428. Los expertos creen que se irán acercando lentamente hasta acabar fusionándose dentro de 700 millones de años, cuando explotarán como una supernova. Las observaciones se han efectuado con el Gran Telescopio CANARIAS y las instalaciones del Observatorio Europeo Austral (ESO).
Un grupo internacional de astrónomos, coordinado desde el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), ha establecido la cronología de un fenómeno insólito: la nebulosa planetaria Abell 30 volvió durante unos años a su etapa anterior de gigante roja, pero después renació de nuevo como nebulosa planetaria y brilló en rayos X.
La nebulosa planetaria NGC 6778 muestra unos flujos de material a alta velocidad que han producido la ruptura de su cascarón y su anillo ecuatorial, dándole su forma actual. Así lo refleja un estudio de dos astrónomos del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) que publica la revista Astronomy & Astrophysics.