Investigadores de la Universidad de Almería han validado un procedimiento rápido, sencillo y de bajo coste para determinar sustancias producidas por hongos en aceites vegetales, detectando su presencia en el 40% de las muestras. La técnica ayuda a mejorar la seguridad alimentaria de estos productos y proporciona las herramientas necesarias para la definición de los límites permitidos en el consumo.
El análisis de un centenar de cafés que se comercializan en España ha confirmado que contienen micotoxinas, unos metabolitos tóxicos producidos por los hongos. Además, en cinco de las muestras se superaban los niveles permitidos de la única micotoxina legislada, la ocratoxina A. Los autores destacan que los resultados no son alarmantes, pero recomiendan evaluar el riesgo que supone para la población la exposición a las micotoxinas en el café, así como revisar los procesos de producción para reducir estos contaminantes naturales.
Investigadores de la Universidad de Valencia han analizado las micotoxinas que producen algunos hongos microscópicos en la cerveza y en frutas desecadas, como los higos y las pasas, confirmando que estos productos cumplen con la normativa alimentaria. Solo en el caso de personas que beban volúmenes muy elevados de cerveza, por encima de un litro diario, las cantidades de estas toxinas pueden llegar a ser significativas.
Investigadores de la Universidad de Granada han analizado la presencia de patulina, un tipo de toxina producida por hongos, en varios zumos de manzana comerciales. Los resultados revelan que más del 50% de las muestras analizadas superan los límites máximos establecidos por la legislación. Además han detectado una muestra de arroz con más micotoxinas de las permitidas. Por su parte, investigadores de la Universidad de Valencia también han encontrado estas sustancias nocivas en cervezas, cereales y productos derivados, como la harina de gofio.
Investigadores del Departamento de Química Analítica y Análisis Instrumental de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) han trabajado en la puesta a punto de un nuevo método de identificación rápida de contaminación por micotoxinas en muestras de harina de maíz, para niveles de contaminación marcados por los niveles máximos establecidos y por ello no aptas para el consumo humano.