La apenas perceptible atmósfera lunar es probablemente el resultado del impacto de meteoritos, primero grandes y luego en forma de polvo, a lo largo de miles de millones de años. Así lo revelan investigadores de EE UU tras analizar muestras recogidas por las misiones Apolo y datos del orbitador LADEE de la NASA.
El módulo InSight de la NASA ha registrado las ondas sísmicas y acústicas que han producido cuatro rocas espaciales cuando se estrellaron contra la superficie del planeta rojo en los últimos años. Por su parte, la nave Mars Reconnaissance Orbiter localizó desde el espacio los cráteres de impacto recién formados. Es la primera vez que se consigue vincular estos dos eventos en otro planeta.
Kamo`oalewa o 2016 HO3 es un cuasisatélite rocoso que acompaña a la Tierra en su movimiento alrededor del Sol. Investigadores de la Universidad de Arizona (EE UU) han descubierto que refleja la luz solar como los minerales que se encuentran en la Luna, por lo que podría ser un fragmento desprendido de nuestro satélite.
Tras recoger muestras en el asteroide Ryugu, la sonda japonesa Hayabusa2 dejó caer la semana pasada sobre Australia una cápsula con el material. Dentro se ha encontrado arena negra y sustancias gaseosas de este primitivo objeto del sistema solar.
Dentro de un meteorito de la colección antártica de la NASA, una condrita carbonácea llamada La Paz 02342, científicos españoles han encontrado por primera vez un fragmento de cometa. El descubrimiento demuestra que materiales primigenios embebidos en hielo se incorporan a los meteoritos.
En 2008 se encontró un meteorito en el desierto de Nubia, en Sudán, con incrustaciones de diamante. Ahora investigadores europeos han analizado sus cristales y han comprobado que esa roca extraterrestre procede de un protoplaneta con un tamaño superior a Mercurio que existió en el primitivo sistema solar.
Un grupo internacional de científicos liderados por investigadores del CSIC ha presentado los resultados de un estudio sobre las propiedades mecánicas de los materiales que forman los asteroides. Usando muestras del meteorito caído en 2013 en Cheliábinsk (Rusia), el estudio aporta nuevos datos a las misiones que desviarán objetos potencialmente peligrosos para la Tierra mediante el impacto de proyectiles.
Hasta ahora se pensaba que no había oxígeno en la atmósfera de la era Arcaica, hace más de 2.500 millones de años, pero en el lecho de un antiguo lago australiano se han encontrado esférulas cósmicas que desmienten esa teoría tan aceptada. Los análisis químicos de estas cenizas revelan que atravesaron una capa atmosférica superior rica en oxígeno hace 2.700 millones de años.