Un equipo científico internacional ha realizado la primera reconstrucción tridimensional del tiburón gigante extinto Otodus megalodon. El trabajo indica que el antiguo leviatán viajaba por el océano en migraciones prolongadas, a velocidades más rápidas que las especies de tiburones modernas. Su gran tamaño, de unos 16 metros, le permitía devorar enormes presas, que le daban energía durante meses.
La desaparición de uno de los mayores carnívoros que han existido sobre la faz de la Tierra se puede atribuir en parte a la competencia con otro más pequeño, el gran tiburón blanco, que comía las mismas presas. Así lo revela una investigación basada en los isótopos de zinc detectados en los dientes de los escualos.
¿Por qué el megalodón llegó a ser tan grande y otros tiburones no superan los 15 centímetros? Un estudio internacional, con participación de la Universidad de Alcalá, ha analizado los rasgos biológicos de las diferentes especies y de sus parientes las rayas para determinar cómo evolucionó el gigantismo con el paso del tiempo. Según los expertos, la alimentación y la temperatura corporal son algunas de las condiciones que determinan su tamaño.