Un estudio de la Universidad de Granada revela que los sustantivos masculinos son procesados más rápidamente por el cerebro si la voz que las emite es la de un hombre, mientras que los nombres femeninos se procesan con más facilidad si están dichos por una mujer. Los hallazgos podrían tener aplicaciones en el aprendizaje de idiomas.
La señalización de la testosterona y de los estrógenos generan los niveles masculinos típicos de conductas como el apareamiento, la lucha y el marcaje territorial.