Los residuos derivados del tratamiento de agua destinada al consumo humano y el compost generado con los desechos sólidos urbanos se pueden incorporar a suelos mineros para inmovilizar arsénico, plomo y otros elementos nocivos para la salud y el medio ambiente. Así lo demuestra un estudio de investigadores españoles e italianos.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid, en colaboración con la Universidad de Cantabria, estudian la incorporación de residuos de la industria metalúrgica en ladrillos cerámicos.