Hasta ahora se sabía que polillas y mariposas completan su dieta bebiendo nutrientes de los ojos de reptiles y aves gracias al apéndice alargado que les sirve de aparto bucal. Pero no es necesario tener esta especie de trompa para convertirse en un ‘bebelágrimas’.
Debido a la difícil manipulación de estos animales y a que producen escasas lágrimas, pocos equipos científicos se habían adentrado en el estudio de su composición. Un nuevo trabajo revela ahora que esta secreción es muy similar a la de las personas, pero cuenta con estructuras diferentes que podrían ayudar a mejorar los tratamientos oftalmológicos.