Las sustancias químicas que se liberan con el humo de los cigarrillos se depositan en todo tipo de superficies. Es lo que se conoce como humo residual del tabaco y es capaz de permanecer en el ambiente durante largos periodos de tiempo. Los bebés lactantes y los niños pequeños son extremadamente vulnerables a este contaminante, ya que su forma de experimentar el mundo es a través del tacto y de llevarse cosas a la boca.