El oso cavernario que habitaba la península ibérica hasta hace 24.000 años volvía a la cueva donde nacía para hibernar y criar a sus cachorros. Este hábito jugó un papel importante en su extinción y explicaría, además, por qué hay un linaje genético exclusivo en cada una de las cavernas con restos de la especie.
Cuatro nuevos embalses creados en la cuenca media del Guadiana a partir de mediados de los años 90, asociados al cultivo de arroz, han propiciado que varias especies de anátidas migratorias hayan aumentado de forma significativa sus poblaciones durante el invierno en esta zona. Investigadores de la Universidad de Extremadura proponen que Vegas Altas del Guadiana se convierta en una nueva Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).
Durante la hibernación, la temperatura corporal de los osos negros sólo desciende 5 ó 6ºC. Foto: Øivind Tøien/Institute of Arctic Biology/University of Alaska Fairbanks.