La infección por el VIH es la epidemia más importante del mundo y representa uno de los más graves problemas de salud pública, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El acceso al tratamiento con antirretrovirales sólo llega al 30% de los más de 10 millones de pacientes que lo necesitan. El número total de personas infectadas sobrepasa los 30 millones y hay cerca de 3 millones de nuevas infecciones por año. La principal esperanza para reducir la incidencia del SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) es una vacuna preventiva.
El estudio abre una nueva vía en la investigación de futuras alternativas terapéuticas para controlar el virus de inmunodeficiencia Humana (VIH) y la propia enfermedad del sida. Por primera vez se demuestra que la producción de las moléculas α-defensinas 1-3 por las células dendríticas retrasa la progresión de la infección. Cerca un 5% de pacientes son capaces de controlar de manera natural la infección sin terapia antiretroviral.
Gracias a este sistema de colaboración nuestro país cuenta con la mayor cohorte de pacientes infectados por VIH de su historia, y puede presumir de estar a la altura de países como Francia, Suiza o Estados Unidos.