La metodología, desarrollada por investigadores de la Universidad de Córdoba, permitirá modificar los microorganismos que participan en la formación del velo de flor, un proceso natural y espontáneo propio de los vinos jerezanos y de Montilla-Moriles (Córdoba). Gracias a esta técnica, los investigadores pretenden mejorar propiedades como el aroma, el sabor o el color de estos vinos.