El telescopio espacial Fermi de la NASA detectó el año pasado un pulso de radiación de alta energía que, con una duración de tan solo un segundo, batió un récord: fue la explosión de rayos gamma más corta jamás vista al morir una estrella masiva. Ahora un equipo internacional, con participación del Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC), analiza el descubrimiento.
Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han participado en el equipo internacional que reporta los datos obtenidos de la observación de la explosión de rayos gamma, observada por el satélite Fermi en septiembre de 2008. Esta explosión, excepcionalmente brillante y energética, fue registrada simultáneamente en varios rangos del espectro electromagnético, lo que ha permitido estudiar su evolución temporal.