La tecnología genómica tiene el potencial de proporcionar información sobre personas que vivieron hace siglos y restaurar historias familiares perdidas. Un estudio publicado en 'Science' recupera la información sobre 27 trabajadores afroamericanos de la fábrica Catoctin que vivieron entre 1774 y 1850. Sus datos se compararon con los de más de nueve millones de individuos contemporáneos para descubrir conexiones, líneas de descendencia y procedencias geográficas compartidas.
La información sobre la inmigración en la Roma de la época Imperial se ha basado en textos históricos escritos por ciudadanos adinerados, pero no había muestras físicas. Ahora, dos antropólogas han hallado más de 100 esqueletos en cementerios romanos que podrían corresponder a inmigrantes, esclavos y personas de clase social baja. El descubrimiento ayuda a entender mejor el estilo de vida de aquella época, según las autoras.
El palenque de Yanga, en México, es el primer núcleo de esclavos africanos rebeldes –conocidos como cimarrones– que se estableció en América. Analizando el ADN de sus descendientes, un equipo internacional, dirigido por la Universidad Complutense de Madrid, ha descubierto que en ellos queda muy poco rastro genético africano, al haber mayor proporción de los ancestros europeos y amerindios como consecuencia del mestizaje.
Hasta ahora se desconocía el origen étnico de los esclavos africanos que fueron transportados a América hace más de 300 años. El análisis del genoma completo de tres individuos enterrados en la isla de San Martín en el Caribe en el siglo XVII, en una época marcada por el tráfico de esclavos entre África y América, demuestra que estos esclavos procedían de grupos de habla bantú del norte de Camerún y de comunidades no bantúes de Nigeria y Ghana.