Un sistema fotovoltaico residencial que almacene el calor en baterías térmicas, para luego convertirlo en energía, podría ahorrar en el futuro hasta un 80 % en electricidad y un 20 % en calefacción, además de disminuir las emisiones de CO2. Así lo señala un estudio elaborado por investigadores de las universidades politécnicas de Madrid y Cataluña.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y otros centros europeos han desarrollado una metodología 100% renovable para la irrigación agrícola basada en sistemas de bombeo fotovoltaico. No consume electricidad convencional y ahorra un 30% de agua.
Expertos en dispositivos fotovoltaicos del Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología (ICN2) y otros centros internacionales se han puesto de acuerdo en cómo evaluar y comunicar la estabilidad de las células de perovskita, llamadas a superar a las tecnologías de silicio actuales. Una célula solar de perovskita se considerará estable si conserva al menos el 90 % de su eficiencia inicial después de 1.000 horas de irradiación continua de luz.
Aunque lo habitual es colocar los paneles solares en los tejados, la energía del sol que reciben las fachadas se podría aprovechar. Investigadores de la Universidad de Burgos han medido el potencial energético de instalaciones fotovoltaicas colocadas en superficies verticales y han comprobado su viabilidad económica. De hecho, las orientadas hacia el sur producirían más que las del tejado durante los meses de invierno.
La absorción de oxígeno en las células solares orgánicas induce la disminución de la corriente y aumenta la resistencia eléctrica. Por su parte, el agua provoca la aparición de barreras energéticas en estos dispositivos. Investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos lo han comprobado tras analizar el impacto de la exposición a diferentes condiciones atmosféricas. Los resultados proporcionan datos relevantes para el diseño y la fabricación de nuevas células con técnicas de bajo coste.
Investigadores de la Universidad del País Vasco han desarrollado un sistema de control electrónico que permite a los generadores fotovoltaicos trabajar siempre en su punto de máxima potencia, aunque varíe la radiación solar recibida y la carga conectada. El avance supone una mejora en la eficiencia de este tipo de generadores, aunque de momento requiere de componentes más potentes y caros.
Investigadores de la Universidad de Jaen han participado en el avance tecnológico de doblar el nivel de concentración.de la luz solar en sistemas de muy alta concentración fotovoltaica, mediante el desarrollo de nuevos dispositivos ópticos. En 2013 los equipos comerciales la concentraban 500 veces con células de tamaño de 1x1 cm. Hoy se consigue una concentración a 1.000 veces con células a 0,5 x 0,5 cm. El objetivo es abaratar el coste de la energía fotovoltaica.
Almacenar energía a temperaturas superiores a los 1000 ºC a través del silicio fundido. Ese el objetivo del proyecto europeo AMADEUS en el que participan investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid, que ya han patentado un concepto que combina los efectos termiónico y fotovoltaico para lograr la conversión directa del calor en electricidad.
Investigadores de las universidades de Yale, Illinois y Rey Juan Carlos han diseñado nuevos dispositivos de indio, galio y aluminio que serán esenciales para conseguir células solares con más del 50% de eficiencia. Ese avance será clave para el futuro desarrollo y despliegue de la energía solar fotovoltaica de concentración.
Investigadores de la Universidad de Málaga han creado una herramienta que rebaja un 25% el error de predicción de la radiación solar a corto plazo respecto a los métodos actuales. El avance permitirá a las compañías fotovoltaicas un mejor control de la producción de sus centrales.