Un estudio liderado por el CSIC descubre un mecanismo por el cual la ruta de señalización del ácido retinoico, resultante del metabolismo de la vitamina A, afecta la formación de los vertebrados.
Investigadores del CNIO han descrito por primera vez el papel que estos virus tienen en un proceso clave de nuestro desarrollo, pocas horas tras la fecundación: el paso a la pluripotencia. El hallazgo realizado en ratones es relevante para la medicina regenerativa y para la creación de embriones artificiales.
En la metamorfosis simple, como la de las cucarachas o los saltamontes, del huevo emerge una ninfa muy similar al adulto. En cambio, en la metamorfosis completa, la de las moscas o las mariposas, aparece una larva muy diferente al adulto. Un estudio liderado por el Instituto de Biología Evolutiva indica que los niveles del factor E93 en el embrión del insecto determinarían su tipo de evolución.
Investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) han desarrollado un modelo que copia las etapas del desarrollo del embrión natural del roedor que tienen lugar hasta el día 8,5 después de la fecundación. Incluye regiones del cerebro, un tubo neural y una estructura similar a un corazón. El avance servirá para estudiar las primeras etapas de la vida sin recurrir a animales de experimentación.
En fases embrionarias, los estímulos táctiles activan al mismo tiempo vías neuronales del tacto y la vista. Después de nacer, estas rutas de señalación se dividen para procesar los dos sentidos por separado. Un estudio del Instituto de Neurociencias de Alicante ha observado en ratones que esto se produce gracias a ondas de actividad emitidas por la retina cerca del nacimiento.
Un estudio en hembras de ratón muestra que la gestación induce una reorganización de los circuitos neuronales relacionados con la motivación y el deseo que impulsan a comer productos dulces y calóricos. Estos caprichos muy recurrentes y en exceso pueden deteriorar la salud metabólica, cognitiva y psicológica de la descendencia. Se desconoce aún si estos resultados son extrapolables a los humanos.
El gen GPR126 es clave para la correcta formación de la placenta en ratones. Además, puede desempeñar un papel similar en el desarrollo de este órgano transitorio en humanos, ya que se ha observado que los hijos de las mujeres portadoras de mutaciones en GPR126 fallecían durante su gestación o al poco de nacer.
Juan Carlos Izpisúa ha vuelto a hacerlo. Como ya avanzó en 2019, su equipo ha inyectado células madre de personas en embriones de primates para desarrollar nuevos modelos de enfermedades humanas y generar órganos trasplantables. Este ambicioso experimento no solo plantea problemas biológicos, sino también éticos.
Dos estudios publicados en la revista Nature muestran la generación in vitro de ‘estructuras similares’ a embriones en estadio de blastocisto, es decir, cuando han cumplido 5 o 6 días de desarrollo tras la fecundación. Los trabajos pueden ayudar a la comprensión de los defectos del desarrollo temprano y en el desarrollo de nuevas terapias de reproducción asistida, pero todavía cuentan con grandes limitaciones.
Los embriones recién formados optimizan su supervivencia al destruir las células defectuosas. Así concluye un reciente trabajo, publicado en Nature, que puede impulsar nuevos estudios clínicos para tratar la infertilidad o los abortos espontáneos.