Bacterias como E. coli forman, para proliferar, un anillo que va estrangulando su membrana hasta que la célula original se convierte en dos. La proteína FtsZ es la base de esta estructura, pero el proceso no sería posible sin el apoyo de muchas otras. En un artículo publicado recientemente, investigadores del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC resumen cómo toda esta compañía de proteínas se coordina para que nada falle.