En la división celular los microtúbulos funcionan como largas ‘sogas’ de nanómetros de grosor dentro de las células, que tiran de los cromosomas para que cada célula hija se quede con una copia del material genético. El trabajo de un equipo científico español sienta las bases de futuros avances en el tratamiento de enfermedades que van desde el cáncer a los trastornos del neurodesarrollo.
Un equipo del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona ha descubierto que la proteína ch-TOG es esencial en la iniciación y formación microtúbulos, unas fibras que forman parte del esqueleto de la célula.
Científicos de la Universidad de Valencia han realizado un estudio con el organismo modelo Saccharomyces cerevisiae, presente en la levadura del pan, el vino y la cerveza, en el que han descubierto que la proteína Whi7 participa en un nuevo mecanismo que actúa como regulador negativo de Start, el punto de control más importante del inicio de la división celular.
Investigadores del Centro de Regulación Genómica arrojan nueva luz sobre el proceso de la división celular, que es clave durante el desarrollo embrionario, el crecimiento y la proliferación de tumores. El trabajo, que se publica en Nature Cell Biology, identifica los actores clave para evitar que las células se separen cuando la división del ADN es defectuosa.
Científicos del CNIO han comprobado cómo el balance entre dos modificaciones de las proteínas —ubiquitinación y SUMOilación— regula la copia del ADN en las células. La proteína USP7 viaja con la maquinaria que copia del ADN y favorece, a través de estas modificaciones, la duplicación del genoma durante la división celular. Los resultados ponen en cuestión el potencial antitumoral de los inhibidores de dicha proteína, ya que su actividad también es esencial para las células sanas.
Las células que tiene a su disposición más nutrientes llegan a ser más grandes porque retrasan el momento de la división y tienen más tiempo para crecer. Investigadores españoles han descubierto el mecanismo molecular que hace posible esta coordinación entre el crecimiento y la división celular. Estos procesos están directamente relacionados con el envejecimiento y con enfermedades como el cáncer.
La IMP deshidrogenasa es clave para la división celular, por eso es atacada por algunos fármacos antitumorales que ya se emplean en la actualidad. Un artículo publicado en Nature Communications y publicado por investigadores de la Universidad de Salamanca describe un nuevo mecanismo de regulación de esta enzima. Los científicos han descubierto su implicación directa en la aparición de ciertas enfermedades oculares causantes de ceguera.
Investigadores del CNIO han desvelado el papel protector de un complejo de proteínas poco conocido en cáncer y envejecimiento. Los resultados ponen énfasis una vez más en la relación entre estos dos procesos patológicos. El líder del estudio, Óscar Fernández-Capetillo, fue considerado en 2014 uno de los investigadores más relevantes del mundo menores de 40 años.
Un avance del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona llena un vacío fundamental de conocimiento sobre la formación del aparato principal de la división celular, el huso mitótico. La visualización y seguimiento en vivo de los extremos iniciales de los microtúbulos, filamentos que organizan el huso mitótico, ofrece una imagen más comprensible de su arquitectura dinámica. Sus resultados también ayudarán a entender cómo actúan fármacos usados en quimioterapia cuyo blanco son los microtúbulos.
Un estudio confirma el potencial terapéutico en cáncer de los inhibidores de la proteína Aurora-A, involucrada en procesos de división celular. La ausencia en ratones de esta proteína provoca una reducción en la progresión de tumores de piel y mama.