El estudio, en el que participaron más de mil madres y sus hijos de seis países europeos —entre ellos, España—, muestra diferentes resultados en función del sexo. Hoy la prevalencia del síndrome metabólico está en ascenso, y actualmente afecta a 1/4 de la población adulta, con tendencias al alza evidentes incluso entre los jóvenes.
Un nuevo estudio revela conexiones entre los disruptores endocrinos a los que pueden haber estado expuestas las mujeres embarazadas y las trayectorias en el índice de masa corporal (IMC) de sus hijos e hijas. La exposición prenatal a algunas sustancias químicas ambientales se vincula a un aumento acelerado del Índice de Masa Corporal (IMC) desde el nacimiento hasta los nueve años de edad.
Los peces que están expuestos incluso a niveles muy bajos de disruptores endocrinos pueden transmitir ese impacto a sus descendientes. Los experimentos se realizaron con el plateadito salado, que vive en zonas costeras poco profundas, estuarios y aguas interiores de Norteamérica, protagonista de #Cienciaalobestia.
Es uno de los científicos españoles más citados. Sus estudios sobre los efectos de la contaminación ambiental en la salud son referentes internacionales. Alertó de la presencia de bisfenol A en el revestimiento de las latas de conserva, los selladores dentales infantiles, los tickets de compra y calcetines de bebés. Ante las críticas de quienes le consideran alarmista, es tajante: “No son comunidad científica, son aficionados que opinan como podrían hacerlo de futbol o política”.
La UE suprimirá los tickets de caja después de las evidencias de que contienen disruptores endocrinos. / Álvaro Muñoz Guzmán, SINC
Olea durante la entrevista. / Álvaro Muñoz Guzmán
La exposición a contaminantes químicos durante el embarazo puede afectar al desarrollo del bebé, incluso si los niveles de exposición son bajos. Así concluye una investigación que revela asociaciones nuevas y reproducibles entre contaminantes ambientales y procesos metabólicos en esta importante población.
Tras analizar las aguas madrileñas, investigadores españoles han concluido que las sustancias químicas en ellas presentes no podrían generar actividad endocrina, es decir, provocar cambios hormonales en los consumidores. Los expertos han evaluado la presencia de estrógenos, antisépticos, plásticos, retardantes de llama bromados, conservantes o anticorrosivos.
El di(2-etilhexil) ftalato (DEHP) es una sustancia química manufacturada que se añade comúnmente a los plásticos para hacerlos más flexibles. Una investigación española ha demostrado por primera vez la capacidad de este plastificante para actuar como disruptor endocrino en invertebrados. Los científicos han comprobado las alteraciones que induce esta sustancia en diferentes marcadores genéticos de Chironomus riparius, un mosquito empleado como modelo de referencia en toxicología ambiental.
Investigadores de la Universidad de Jaén han desarrollado una técnica innovadora para cuantificar disruptores endocrinos en muestras biológicas humanas. Se trata del primer modelo metodológico que utiliza un sistema de extracción en fase sólida para la retención de estos interruptores hormonales.