Los canes pueden sufrir episodios repentinos de agresividad sin que sus dueños entiendan el porqué. Pero, en muchos casos, la causa de los ataques puede ser un dolor no diagnosticado ni tratado. Un estudio describe por primera vez las características de esta irritabilidad, que puede convertirlos en perros violentos o aumentar las agresiones de los que ya eran conflictivos.