Los animales encargados de la dispersión de las semillas no logran repartirlas para que el arbolado se regenere. Además, la fragmentación del arbolado, junto con el calentamiento global, también la dificultan e impiden la renovación de las encinas. Investigadores españoles proponen tomar medidas de manejo del paisaje para evitar el colapso del encinar.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid constatan cómo los ratones de campo son capaces de distinguir las bellotas que contienen larva de insecto de aquellas que no. Este hecho condiciona la dispersión y germinación de las bellotas y, por tanto, la regeneración de los bosques de robles, encinas y alcornoques.