La cueva del Parpalló, en Gandía, es uno de los yacimientos paleolíticos más importantes de la península ibérica. En su interior se han encontrado plaquetas de caliza con grabados zoomórficos y geométricos pintados hace más de 14.000 años. Los pigmentos naturales que utilizaron los artistas prehistóricos contenían óxidos de hierro, como los hematites para los tonos rojizos y la goethita para los amarillos, según han comprobado investigadores de la Universidad de Valencia.