Un grupo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, en Burgos, ha llevado a cabo un estudio que analiza la correlación entre las áreas parietales, la bóveda craneal y la evolución del cerebro. El trabajo indica que el aumento de las áreas parietales ha introducido un cambio importante en la orientación funcional de toda la cabeza, con posibles efectos sobre postura y orientación de la cara.
El estudio de las relaciones anatómicas y evolutivas entre cráneo y cerebro evidencia problemas estructurales asociados al gran tamaño de nuestro encéfalo. La relación entre el cerebro y los huesos de la cara a lo largo de la evolución humana pudo causar defectos como la miopía; y los cambios en las áreas parietales pueden habernos hecho más vulnerables a enfermedades neurodegenerativas.