El sentimiento de culpabilidad puede ser inexistente si, al cometer un delito, uno siguió unas órdenes. Esta reacción puede producirse para evitar un castigo o porque actuar bajo la presión de otra persona realmente modifica la sensación de responsabilidad. Un nuevo estudio confirma que, ante esta situación, la percepción cambia al establecerse una distancia emocional entre las acciones y sus consecuencias negativas. Según los autores, estos datos podrían tener implicaciones en términos legales y sociales.