Aunque en los últimos años se ha descubierto un número cada vez mayor de especies marinas fluorescentes como peces o corales, este es el primer reptil marino que presenta estos colores nocturnos bajo la luz azul. El hallazgo de la fluorescencia de esta tortuga carey en aguas de las islas Salomon en el Pacífico sur inaugura la nueva sección de Sinc, Ciencia a lo bestia, coincidiendo con la celebración del Día Mundial de los Animales.
De forma casual, y con la ayuda del telescopio japonés Subaru, un equipo internacional de científicos, con la participación de la Universidad Complutense de Madrid, ha localizado una nueva galaxia de baja luminosidad, situada a unos 17 millones de años luz. Los astrofísicos creen encontrarse a las puertas de una numerosa población de galaxias enanas. Hasta ahora, objetos como este han resultado difíciles de localizar debido a su débil brillo.
La revista Nature publicó en su número de la semana pasada nuevos datos sobre el cráter lunar Shackleton. Mientras que la publicación británica anunciaba que el cráter no contiene cantidades significativas de hielo, la NASA anunciaba justamente lo contrario. ¿Hay o no hay agua en Shackleton?
Recreación artística de la absorción de la estrella por el agujero negro. Un potente chorro sale disparado del agujero negro formando un haz de luz brillante. Imagen: Aurore Simonnet, Sonoma State University.
Dos grupos de investigadores, liderados por la Universidad Estatal de Pensilvania (EE UU), han observado por primera vez qué ocurre en los primeros instantes en los que un agujero negro absorbe a una estrella. Lo sorprendente de este hallazgo es que brinda una oportunidad única de estudiar cómo brilla el chorro relativista de materia que se emite en los inicios del fenómeno.
Una investigación internacional, liderada por el Imperial London College (Reino Unido) y en la que participa el Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés), ha observado el quásar más lejano y brillante en el infrarrojo, denominado ULAS J1120+0641. Su luz ha tardado en llegar a la Tierra 12,9 mil millones de años.
Resuelven el misterio del brillo del cuásar gemelo