El palenque de Yanga, en México, es el primer núcleo de esclavos africanos rebeldes –conocidos como cimarrones– que se estableció en América. Analizando el ADN de sus descendientes, un equipo internacional, dirigido por la Universidad Complutense de Madrid, ha descubierto que en ellos queda muy poco rastro genético africano, al haber mayor proporción de los ancestros europeos y amerindios como consecuencia del mestizaje.